En un primer momento llamado País de Cucaña, se trata de una región mitológica de la cual se hablaba frecuentemente durante la Edad Media. En esta tierra no era necesario trabajar y el alimento era abundante. Se suponía que quienes lo habitaban vivían entre ríos de vino y leche, y que montañas de queso y lechones ya asados pendían de los árboles, con un cuchillo en el lomo, listos para ser prontamente degustados. Tal es la representación que se puede observar en el cuadro realizado por Pieter Brueghel el Viejo. Otro nombre que recibía era País de Cucaña.
El cambio de nombre se debió a que durante la conquista del Tahuantinsuyo por Francisco Pizarro éste y sus tropas descansaron en la ciudad de Jauja, sede de enormes depósitos de riquezas, ropas, alimentos y bienes diversos acumulados por los incas. Tales lugares fueron aprovechados por los conquistadores españoles; de este modo el País de Cucaña tuvo tras 1533 prácticamente como sinónimo al «país o reino de Jauja».
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