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viernes, 6 de abril de 2012

CAÍN Y ABEL

Mito
Según la Biblia, Adán y Eva concibieron a Caín después de ser desterrados del Paraíso por Dios (Yahvé), debido a que habían desobedecido su orden de no comer del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal.
Después de Caín, concibieron a otro varón, su hermano Abel. Caín se dedicó a la agricultura, mientras que su hermano menor al pastoreo. Según el relato bíblico estos hermanos presentaron sus sacrificios a Yahvé en sus respectivos altares; al verlos, Dios prefirió el sacrificio de Abel (de los primogénitos de sus ovejas) que el de Caín (del fruto de la tierra), quien enloqueció de celos y mató a su hermano, yéndose, después de esto, a sus cultivos. Al ser interrogado por Yahvé acerca del paradero de su hermano, Caín responde «¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?». Sabiendo Yahvé lo que había ocurrido, castigó a Caín condenándolo a vagar por la tierra, pero le colocó una marca particular (un árbol) en la frente para preservar su vida ante los habitantes de la tierra. En su peregrinaje Caín llegó a la tierra de Nod donde edificó la primera ciudad a la cual llamó Enoc, por el nombre de su hijo.

Nombres

En el libro Un bosque de símbolos, en el ensayo Caín el bueno, el escritor Edgar Allan García apunta que Caín representa a la agricultura y Abel al pastoreo, y que ambos modos de producción y subsistencia entraron en conflicto en algún momento de la historia, terminando por imponerse la agricultura sobre el pastoreo. En metáfora esto equivaldría a que Caín "mató" a Abel. Puesto que la agricultura era la condición indispensable para que florecieran ciudades y civilizaciones, Caín resulta no solo el agente ese cambio importante en la historia de la humanidad, sino que en la Biblia se menciona el hecho de que Caín fundó la primera ciudad, y que esta se llamó Enoc, como uno de sus hijos. De tal manera, Caín, simbólicamente hablando, viene a ser entonces nada menos que el padre de la civilización humana.

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