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miércoles, 20 de abril de 2011

El decamerón

El Decamerón (Decameron, en italiano) es un libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, terminado por Giovanni Boccaccio en 1351, alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.
Para engarzar estas cien historias, Boccaccio estableció un marco de referencia narrativo. La obra comienza con una descripción de la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348), lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres que huyen de la plaga, se refugien en una villa en las afueras de Florencia.
Con el fin de entretenerse, cada miembro del grupo cuenta una historia por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo que da nombre en griego al libro: δέκα déka 'diez' y ἡμέραι hēmérai 'días'. Además, cada uno de los diez personajes se nombra jefe del grupo cada uno de los diez días alternadamente. Cada día, a excepción del primero y noveno en que los cuentos son de tema libre, uno de los jóvenes es nombrado «rey» y decide el tema sobre el que versarán los cuentos.




1 - Los personajes de la historia-marco, según algunos críticos, forman una sociedad idealizada en la cual se destacan la cortesía, el buen trato y la solidaridad. ¿cuál creés que fue la intención del autor al imaginar este grupo de personas? ¿con qué situación estaría contrastando esta armonía?
2 - Dichos personajes también demuestran un gran ingenio. A tu criterio ¿cómo lo hacen?
3 - Leer estos cuentos y responder:
a) ¿Con qué frases son presentados favorablemente la dama y su amante, y cómo se construye la figura desprestigiada del marido en el cuento de la 4ta. jornada?
b) ¿Cuál te parece que es la postura del narrador con respecto a la institución religiosa en el cuento de la 3ra. jornada? ¿Por qué?
c) ¿Qué es lo que se elogia y qué es lo que se ironiza en este relato?

1 comentario:

  1. 1) un principio penoso y triste, tal como es el doloroso recuerdo de aquella pestífera mortandad pasada , universalmente funesta y digna de llanto para todos aquellos que la vivieron o de otro modo supieron de ella.

    Y de las dos dichas partes del cuerpo, en poco espacio de tiempo empezó la pestífera buba a extenderse a cualquiera de sus partes indiferentemente, e inmediatamente comenzó la calidad de la dicha enfermedad a cambiarse en manchas negras o lívidas que aparecían a muchos en los brazos y por los muslos y en cualquier parte del cuerpo, a unos grandes y raras y a otros menudas y abundantes.

    no solamente eran pocos los que curaban sino que casi todos antes del tercer día de la aparición de las señales antes dichas, quién antes, quién después, y la mayoría sin alguna fiebre u otro accidente, morían.

    Y más allá llegó el mal: que no solamente el hablar y el tratar con los enfermos daba a los sanos enfermedad o motivo de muerte común, sino también el tocar los paños o cualquier otra cosa que hubiera sido tocada o usada por aquellos enfermos, que parecía llevar consigo aquella tal enfermedad hasta el que tocaba.

    Digo que de tanta virulencia era la calidad de la pestilencia narrada que no solamente pasaba del hombre al hombre, sino lo que es mucho más (e hizo visiblemente otras muchas veces): que las cosas que habían sido del hombre, no solamente lo contaminaban con la enfermedad sino que en brevísimo espacio lo mataban.

    nacieron miedos diversos e imaginaciones en los que quedaban vivos, y casi todos se inclinaban a un remedio muy cruel como era esquivar y huir a los enfermos y a sus cosas; y, haciéndolo, cada uno creía que conseguía la salud para sí mismo.

    saliendo a pasear llevando en las manos flores, hierbas odoríferas o diversas clases de especias, que se llevaban a la nariz con frecuencia por estimar que era óptima cosa confortar el cerebro con tales olores contra el aire impregnado todo del hedor de los cuerpos muertos y cargado y hediondo por la enfermedad y las medicinas.

    con tanto espanto había entrado esta tribulación en el pecho de los hombres y de las mujeres, que un hermano abandonaba al otro y el tío al sobrino y la hermana al hermano, y muchas veces la mujer a su marido, y lo que mayor cosa es y casi increíble, los padres y las madres a los hijos, como si no fuesen suyos, evitaban visitar y atender.

    era tanta en la ciudad la multitud de los que de día y de noche morían, que causaba estupor oírlo decir, cuanto más mirarlo

    sacaban de sus casas los cuerpos de los ya finados y los ponían delante de sus puertas (donde, especialmente por la mañana, hubiera podido ver un sinnúmero de ellos quien se hubiese paseado por allí)

    se hacían por los cementerios de las iglesias, después que todas las partes estaban llenas, fosas grandísimas en las que se ponían a centenares los que llegaban.

    2)En la narración segunda, me pareció que se utilizó el ingenio y el amor para poder obtener lo deseado y enfrentar los obstáculos.
    En la narración novena, la esposa de Rosellón, se suicidó por amor, ya que su enamorado había sido asesinado por su esposo, el cual ideó un plan para llevar a cabo el crimen. De este modo, en el cuento aparece el ingenio y el amor.
    En la narración tercera, de la séptima jornada, se destacó la astucia de Rinaldo y de doña Iñés.

    3)Creo que la intención de Boccaccio fue crear un ambiente alegre y armonioso contrastandolo con un hecho penoso, como lo es la peste negra.

    Laura!

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